jueves, 23 de julio de 2009

LAS CRÍTICAS Y MIRADAS CONEJAS...

Por que hacemos?
Por que seguimos?


Hacemos porque lo necesitamos, porque no nos queda otra...
Porque no queremos que nos quede otra que no sea... hacer!
Hacemos porque podríamos hacer otras cosas pero, nos gustan más las que hacemos y somos cabezas duras, nos gustan que nos aplaudan; que nuestras tías guarden el recortecito del diario donde salimos; que los amigos vengan a las fiestas.

Hacemos porque elegimos creer que en esto que hacemos, somos mejores de lo que podríamos ser en cualquiera de las otras cosas que hiciésemos, aún... siendo mejores.
Hacemos sin saber para qué, porqué, donde, de qué manera... pero buscando más preguntas que contesten a las primeras que de alguna manera nos lleven a seguir haciendo mientras jugamos a creer que sabemos el para qué, el porqué, el donde y el de que manera....

Nos equivocamos absolutamente seguros de que no podemos enorgullecernos por demasiado tiempo.
Hacemos porque construimos los sentidos que nos motiven a seguir haciendo.
Hacemos para no perder la cancha de mantener el deseo.
Porque no imaginamos otra cosa que imaginarnos haciendo mientras hacemos.
Porque no esperamos y entonces algunas cosas llegan mientras hacemos y otras se van por lo que hacemos.

Pero sin duda, hacemos para que sea visto, para que salga...
Nosotros elegimos hacer y los que nos ven haciendo también eligen que hacer, que decir, que mirar...

Nosotros hacemos desde nosotros, por nosotros...
El trabajo que hacemos no es nada si no se conoce
Y acá algunas miradas que hacen a lo que hacemos....



DIARIO LA NACIÓN 17 DE JULIO DEL 2009





"Estás obligado a seguir haciendo", le dijo el productor Lino Patalano al dramaturgo y director Diego Corán Oria, después del estreno de su primer espectáculo La parka . Y el joven, de 28 años, le hizo caso y, con prepotencia de trabajo, estrenó en el Maipo Club su segunda experiencia: El conejo.

Diego posee una formación muy completa, con maestros como Santiago Doria, Rubén Viani, Julio Chávez y en la escuela de comedia musical de Julio Bocca. Y también tiene un espíritu batallador que, con transparencia, deja escapar en su conversación.

Asistente de dirección de espec- táculo como Houdini , Los productores , La jaula de las locas o The Pillowman, dice haber aprendido un poco del oficio y ahora le toca empezar a demostrarlo. "Me gusta ensuciarme las manos", explica, cuando plantea su profundo interés por dirigir actores. Le gusta modelar conductas y demostrar que su generación, a la que ama y defiende profundamente, está estudiando y trabajando mucho.

Queda claro en El conejo , trabajo que sus autores definen como "cómic trash delirante y reflexivo", el grupo de bailarines, actores, cantantes viene de experiencias como Sweet Charity , Hairspray , El joven Frankenstein , Hair , El fantasma de la ópera . Todos decidieron participar de un proyecto de autogestión para ampliar sus búsquedas. Siguiendo a Corán Oria, claro, afirma: "Hay gente que viene trabajando mucho y tiene ganas de buscar, no algo nuevo, sino algo que lo comprometa verdaderamente. No queremos usar el género como parodia sino intentar que esos tres lenguajes: teatro, danza y canto, acompañen a contar un relato de verdad".

La historia que lo tiene en vilo por estos días, y que escribió junto a su amigo Facundo Rubiño, demandó más de un año de trabajo. "Surgió mientras pensábamos en la ambición de muchos por el poder, sin importar los medios para alcanzarlo, sin importar qué cabeza había que elegir para pisar, y nos remitimos a lo que pasó en nuestra querida Argentina del 1 a 1, donde la política logró imponerse con su impunidad y la fiesta, por entonces, era de unos pocos. Como estábamos muy lejos de hacer política, trasladamos la obra a un futuro devastado por la corrupción. A causa de un estallido social, la gente tiene que vivir refugiada en búnkeres. Ya no puede salir a la superficie porque la biosfera está llena de lluvias ácidas; el mundo está completamente destruido".

Como un mesías
En ese marco social, aparece un mesías: el conejo. Un ser muy especial, carismático y, a la vez, falto de amor. Eso lo lleva a que toda su intención de construir un nuevo mundo se torne difícil de sostener. "El conejo es una persona singular que profesa felicidad y promete a sus fieles el cactus de la felicidad perpetua. Inyectándose el cactus las personas podrán cumplir su sueño y no importa el costo."

El espectáculo plantea fundamentalmente "que la búsqueda de sentido, la da la acción, el ejecutar, no quedarse sentado y hablar. Hoy por hoy - explica Diego Corán- , para estar bien vale todo: desde una religión budista hasta un pastor llamado Amor. La gente necesita creer en algo. El conejo cree en un legado que dejó su papá, quien le explicó que en un conejo está la solución de toda la existencia".

Carlos Pacheco


Para agendar
El conejo, de Diego Corán Oria y Facundo Rubiño.

Maipo Club, Esmeralda 449. Hoy, a la medianoche. Entrada, 40 pesos.





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